La importancia de la catequesis en la sociedad actual sobresale debido a la pérdida del sentido cristiano, en algunas personas y en algunos ambientes, que afecta no solo a ciertas verdades de la fe, sino más aún a las normas morales del comportamiento individual y social.
Los cristianos de hoy deben ser formados para vivir en un mundo en donde una multitud ignora a Dios o que en materia religiosa, en lugar de un dialogo exigente y fraterno, estimulante para todos, cae muy a menudo en una indiferencia, cuando se quedan en una actitud menospreciativa de suspicacia en nombre de sus progresos en materia de explicaciones científicas.
La catequesis trata la fe como un tesoro para transmitirlo a los niños. Tiene que llegar a todo los estratos sociales y culturales. Tiene que dar repuestas a muchas preguntas simples e intranscendentes. Pero siempre son preguntas que tocan la vida diaria y los conflictos de las personas comunes.
La catequesis consiste en sembrar el evangelio en el corazón de los niños, y así profundizar en el mensaje evangélico para educar en la fe, y aceptar lo que Dios nos propone.
Por lo que la labor primordial del catequista consiste en hacer crecer la semilla que Dios depositó en el alma el día del Bautismo. No se busca tanto dar muchas informaciones sobre el mensaje de Cristo, sino más bien que el niño haga vida el evangelio a su propio ritmo y tiempo.
Los Hermanos Menores Capuchinos, cuya principal labor es la de ayudar al necesitado se han interesado en formar a los niños y a partir de ellos localizar a algunas familias necesitadas.
Sin olvidar que los niños se dejan llevar por el juego, por los dibujos, por la música y sacar provecho de ello para garantizar su formación inicial y lograr que al recibir su primera comunión perciban a su amigo Jesús en plenitud. Los Hermanos Menores Capuchinos han implementado una serie de actividades formativas además de una misa para niños.